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rso ocasional. La musicalidad permanente se garantiza con la del verbo El viaje de los fingidos, relato que recupera vidas del siglo XVII, mantiene el punto de vista del protagonista, Fernando Miranda, que va a cumplir dieciséis años y viaja con su joven amo desde la Sevilla natal hasta una venta manchega. Allí tiene lugar un episodio y conflicto de dos Quijotes, el de Cervantes y el de Avellaneda. El joven despierta a la vida, a la inquietud, a la sensualidad, al desengaño, a ideales de adulto. Hay personajes que simulan ser lo que no son: ellos son los fingidos. El personaje travestido de don Alonso / doña Elvira, convención muy siglo de oro,es el primero de ellos. El Quijote apócrifo, otro. Mas también una fingida Dulcinea y un falso estudiante. Las tramas erótico-festivas descargan la gravedad del enfrentamiento entre el Quijote tolerante y el de los integrismos. El lenguaje finge (también) la vieja prosa castellana, pero la sensibilidad es moderna, no se puede regresar, ni aun con alcabala, ni al estilo ni al imaginario de época tan pretérita. La escasa intertextualidad busca legitimidades a la prosa e
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