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Durante varios siglos ha dominado en nuestra cultura una concepción racionalista del hombre. Sin embargo, en un movimiento iniciado a mediados del siglo XX y que ahora comienza a eclosionar, numerosas Ciencias Sociales y Humanas, en su búsqueda de una salida alternativa al paradigma positivista, incapaz por sí solo de explicar al hombre, han desembocado, cada una a su manera, en resaltar la importancia de la narrativa en su definición. Las principales formas de relato (literario, histórico, cinematográfico, televisivo, informativo, publicitario), encuentran en este libro nuevas dimensiones que nos ayudan a entender mejor los nuevos horizontes de pensamiento del hombre en este nuevo siglo. La conclusión radical a la que nos conducen los argumentos de esta obra es que el hombre no puede ser explicado exclusivamente desde su pensamiento positivista sino que necesitamos completarlo con su pensamiento narrativo para dar cuenta de la persona en su integridad. El uso del relato, real o de ficción, no sólo es una forma de conocimiento sino que es una herramienta irreductible del pensamiento del hombre que le permite construirse como persona, entender y actuar en el mundo social en el que vive. El homo racionalis deberá pues convivir desde ahora con el homo narrator.