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La conversación es un arte efímero y privado; quizá el más selecto de todos, ya que son muy pocos los elegidos que tienen la fortuna de escuchar y participar en cualquiera de sus mejores representaciones. Casi todos los que tuvieron el privilegio de conocer a Oscar Wilde coinciden en que era un conversador incomparable. Un aspecto esencial de su lúcida y amena conversación se preserva en los incontables e ingeniosos epigramas que brillan a lo largo de toda su obra; su secreto consiste en que, siendo al mismo tiempo ciertos y falsos, siempre amplían nuestra visión de la vida. Pero Wilde también fue un gran narrador oral. Algunas de sus historias se basaban en anécdotas humorísticas sobre políticos y celebridades de su época, otras en fábulas poéticas o adaptaciones bíblicas, pero el efecto que tenían sobre su audiencia era siempre extraordinario, pues acaso esta privada faceta de su talento era la mejor manera que tuvo de expresarse. Dividido en dos secciones, este volumen reúne, por un lado, la más completa colección de sus epigramas que jamás haya sido publicada en español; por otro, una sorprendente sele
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