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Ambientada en el norte del Perú, escenario habitual de la narrativa de Crisanto Pérez Esain, Donde muere el río gira en torno a una búsqueda, la del protagonista, Rafael Velásquez, que regresa a San Miguel, trasunto de Piura, tras una larga ausencia. Al preguntar por Martha, su novia en el pasado, se entera de que esta apareció muerta en el interior de un taxi hace ya varios años. Entiende entonces que, cuando estaba en Undarre, ciudad imaginaria del norte de España, recibiera un paquete con todas las cartas que se habían escrito desde su marcha. Al saber que fue asesinada, descubre que ella nunca dejó de quererle, y entiende que su principal misión será encontrar al asesino. Para ello contará con la ayuda de Ricardo, guachimán o vigilante callejero, una especie de sereno, y de Alonso, profesor universitario con quien vivió en Undarre mientras hacía su doctorado. Un billete falso de 20 soles, cargamentos de licor ocultos en distintos puntos de la ciudad, investigaciones paralelas que confluyen en un mismo resultado, son algunos de los elementos de una trama en la que se sobreponen temas como la necesidad de
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