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¿Puede decirse todavía algo nuevo sobre Prisciliano y el priscilianismo? Todos los especialistas de historia antigua, concretamente los que se ocupan de la tardorromanidad, han tenido la necesidad de enfrentarse con la persona y la obra de este líder, que fue capaz de promover un poderoso movimiento de seguidores de naturaleza interclasista en el que se entrecruzaban objetivos de diversa índole (religiosos, sociales y políticos). Las valoraciones generales de muchos de ellos son diferentes cuando se acercan a esta atrayente personalidad, que muere víctima de un tribunal imperial del usurpador Máximo en Tréveris (385): una muerte convertida en «martirio» para devotos y seguidores, comprometidos desde entonces con mayor firmeza en la difusión de sus doctrinas y su estilo de vida riguroso. Este trabajo parte de una lectura directa y personal de las fuentes, para interpretarlas en el contexto de la sociedad tardoimperial en vías de profundas transformaciones, que apoyaba ya a la Gran Iglesia, la «Iglesia de cristiandad»: la triunfante de la época constantiniana, que chocaba frontalmente con los supuestos y las prácticas austeras de una religiosidad cristiana entendida en clave evangélica y paulina, y difícilmente homologable por la poderosa jerarquía de los siglos IV y V. El autor, especialista en historia de la Iglesia, pretende destacar la profunda contradicción de un reformismo más o menos radical con la disciplina y el orden eclesiástico establecidos y bien defendidos por los poderes políticos. Y trata de hacer ver al lector que semejante antinomia es muy habitual en toda la historia de la Iglesia, desde los primeros siglos hasta los tiempos actuales, en los que siguen siendo frecuentes los desencuentros entre la autoridad jerárquica y no pocos teólogos críticos y ciertos movimientos populares surgidos dentro de la propia Iglesia. «El priscilianismo, con Prisciliano a la cabeza, vuelve a ser un asunto que demanda todavía lecturas modernas que sirvan para entender mejor lo que está sucediendo en los tiempos presentes y para comprender con mayor claridad involuciones y rigorismos provenientes de las estructuras jerárquicas.»
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