En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Henry Neff, a pesar de su juventud, no siente ningún deseo de hacer carrera profesional ni de ascender en la escala laboral. Rechaza atractivas ofertas y busca refugio en la oficina de objetos perdidos de una estación de ferrocarril. «A mí me basta con quedarme donde estoy» es su lema, y pronto le sacará gusto a su nuevo puesto de trabajo, lleno de curiosidades y extraños incidentes. Cada día le ofrece encuentros con personas que pierden o dejan olvidadas las cosas más increíbles: un lanzador de cuchillos que echa en falta sus herramientas de trabajo o una actriz que no logra encontrar su guión.
Con un humor tierno y su habitual maestría, Siegfried Lenz presenta al lector el espacio colorista de un escenario sobrevolado por un sutil simbolismo de la pérdida y el (re-)encuentro.
Cuando el amigo de Henry, el matemático bashkirio Fedor Lagutin, es amenazado por violentos sin escrúpulos y las reformas de los Ferrocarriles Alemanes ponen en peligro el puesto de un compañero, Henry se da cuenta de que su oficina no es ningún oasis de felicidad. Entonces toma partido y comprende que la vida también obliga al compromiso.
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