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Alfred Döblin ha sido siempre una figura controvertida y es todavía hoy un autor semimaldito que no acaba de encontrar su puesto en la literatura. Natural de Stettin del Oder (hoy Polonia) escribe el libro más importante que jamás se ha escrito sobre Berlín. Judío, se convierte al cristianismo. Socialista convencido, es siempre un solitario, y, desilusionado, abandona el partido como protesta. Se llama a sí mismo "autor de la burguesía" y se confiesa a la vez marxista, aunque heterodoxo. Escritor incómodo, es, en definitiva, uno de los escritores más insólitos de la literatura universal.
«Berlín Alexanderplatz» aparece en 1929. Su éxito es extraordinario y, en pocos años, alcanza cuarenta y cinco ediciones y se traduce a varios idiomas. La novela se consideró una exaltación de Berlín, ciudad que el autor, por su profesión de médico, conocía muy bien. Los ojos de Döblin (y sus cuadernos) registran todos los detalles de la geografía berlinesa, pero como narrador omnisciente, Döblin interviene en la acción y comenta lo que ocurre. Fondo y forma se funden en un libro desconcertante y abierto a la interpretación.
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