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Siggi Jepsen, internado en una institución para jóvenes inadaptados, recibe el encargo de escribir una redacción sobre «Las alegrías del deber», pero fracasa una y otra vez en conseguir llevarla a término. La razón de su fracaso, no obstante, es que tiene demasiado que decir sobre el tema. El padre de Siggi, un devoto fanático del deber, trabaja como policía en un remoto pueblo del norte de Alemania durante la época nazi, y dedica cada uno de sus días a hacer cumplir la prohibición de pintar que pesa sobre el anciano Max Ludwig Nansen, un artista con quien le une una amistad que se remonta a la juventud, y que incluso una vez le salvó la vida. Para Siggi el estudio de Nansen es un segundo hogar, y cuando su padre le obliga a espiarlo, se ve arrastrado a una verdadera crisis de conciencia. Un clásico imprescindible de la narrativa alemana del XX, a la altura de «El tambor de hojalata», de Günter Grass, o de «El ángel silencioso», de Heinrich Böll. Bellísima, intensa, lírica, la historia de un pequeño pueblo a orillas del mar del Norte, un microcosmos que es el reflejo de toda una época con sus pecados, sus grandezas y sus errores.
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